Estoy muy obsesionado con la literatura contemporánea oriental y las editoriales lo saben.

Este libro nos trae en forma de novela la historia de una pareja de editores jóvenes que, trabajando por su cuenta en la casa de alquiler en un pintoresco barrio rural, es sorprendida por la constante visita de el gato de los vecinos.

Poco a poco, el gato va venciendo su renuencia a este tipo de mascotas. Permitirse abrir el corazón a este tipo de afecto, va siendo un aprendizaje que le da nuevas miras a su relación, a la vida y la forma de pensar de cada uno.

El autor ahonda en detalles, sutilezas que nos permiten apreciar la profundidad de los personajes y su crecimiento dentro de la historia. Pese a la aparente frivolidad de la historia, el mensaje es claro y rotundo.

Es una historia que habla de intimidad, de la soledad que late dentro de los muros departamentales que levanatamos en nuetra sociedad moderna, nos muestra con esperanza a esas pocas personas que pueden mirar más allá, invitándonos a ser una de ellas.

Un libro tranquilo, para leer antes de dormir, para vivir un momento de paz.